QUIÉN SOY
Conoce un poco de mí
No llegué a esta conclusión en un día, ni en un año, sino fruto de un camino de más de 20 años, en los que descubrí el Mindfulness y la meditación Vipassana, herramientas que ahora utilizo para re-descubrir la realidad de un mundo complejo desde una perspectiva nueva.
Después de trabajar durante años en el sector de la consultoría del ámbito de las tecnologías de la información, decidí hacer una pausa para así poder realizar mi sueño: hacer un largo viaje por África. Las circunstancias y la infinidad de sucesos que viví, junto con la experiencia reveladora cercana a la muerte que tuve en 2003, hicieron que ese viaje transformase mi vida por completo, convirtiéndola en un viaje introspectivo hacia una comprensión holística del universo y la existencia.
Esta aventura me llevó a trabajar y vivir en varios países de África, América, y Asia durante más de diez años. Entre 2007 y 2009 me retiré a Suan Mokh, un monasterio budista de la tradición Therevada situado en el sur de Tailandia, donde me dediqué a meditar y hacer vida monástica, mientras cursé mis estudios de filosofía y psicología budista.
Allí mis maestros me sugirieron que adaptase las enseñanzas adquiridas a la mentalidad occidental para poder impartirlas. Y así lo hice, creando una metodología propia de enseñanza de MINDFULNESS (Atención Plena) y VIPASSANA (Visión Profunda de la Realidad) que fue constantemente supervisada por mis maestros y adaptada a las características de la cultura occidental, menos abstracta, más analítica y secuencial, con características, valores y fundamentos diferentes. Desde entonces que me dedico a ello plenamente.
Actualmente, y desde 2010, me dedico a acompañar a personas en el camino de la transformación. A que vean el mundo desde otras perspectivas y sean conscientes del mundo de las posibilidades que se abre en cada interacción. A que se muestren flexibles y adaptativas delante de un mundo cambiante, donde la incertidumbre es una constante fija en la ecuación. A que sean y se sientan auténticamente libres. En definitiva, a que aprendan a vivir sin miedo, con más compasión y a través de una mirada más bondadosa
PASIÓN
Mi pasión por las personas y sus relaciones con el mundo me han llevado a poder conocer las realidades de colectivos diferentes, trabajando con asociaciones, organizaciones y empresas de diferentes ámbitos, acompañándolas en el proceso de transformación, tanto a nivel personal como relacional. A estas alturas, decir que agradezco todo lo que vivo no sería de recibo. El amor que siento por todo con lo que interactúo es algo mucho más grande.
En 2018 publiqué mi primer libro “Mente abierta, VIDA PLENA”, editado por Plataforma Editorial, donde hablo de algunas de estas verdades tan universales compaginadas con historias vividas por mí que referencian y ayudan a comprender la esencia de lo que quiero trasmitir.
Por causa-efecto de ello, en este último año he tenido la ocasión de participar en diversas entrevistas y charlas en diferentes medios de radio, prensa escrita y televisión, con diversas colaboraciones en el programa de crecimiento personal y bienestar emocional “L’Ofici de viure”, tanto en Catalunya Ràdio como en TV3.
El surf se ha convertido en otra de mis pasiones. De hecho, es algo más grande. Sentir las mareas, las corrientes, las rompientes, la fuerza de la energía en movimiento en forma de masa de agua que se desliza por el océano, buscando un lugar para descargar su poder, el estado efímero e incierto con el que se manifiesta y lo insignificante que apareces en ella me recuerda, una vez y otra, que soy ola y soy mar, soy puro movimiento en constante transformación.
Hace casi dos décadas, yo vivía en Barcelona. Tenía un trabajo que me gustaba, unos amigos a los que veía a diario, una familia a la que adoraba. Vivía sin miedo a vivir. Era feliz.
Mi apartamento estaba en un barrio multicultural, el Born, lo que me permitía relacionarme con personas que se afrontaban a la realidad de manera diferente. Intuía que más allá de una herencia cultural y trans-generacional, existían otras formas de relacionarse y de entender la existencia.
Así, desde la energía de la curiosidad y la libertad, decidí que vivir en otros lugares del mundo me mostraría otras perspectivas de lo que hasta entonces era mi realidad.Y así inicié un camino hacia comprender que no puedes controlar cómo suceden las cosas. Sin embargo, puedes cambiar la relación que tienes con ellas.
ÁFRICA: La comunidad
Inicié mi camino viajando a África. Tenía muchos amigos africanos cuya visión comunitaria de la vida me sorprendía a diario. Después de vivir en Senegal, y tras un trágico suceso, viajé a Guinea Bissau, Guinea Conakry, Malí, Niger, Burkina Faso, Ghana, Togo y Benin… Allí adapté mi ritmo al de la naturaleza, las conversaciones y las relaciones sin prisas.
África me hizo aprender dos cosas:
a) que existe otro orden (otro que no es el que hemos aprendido en occidente), basado en la flexibilidad y la capacidad de adaptación, y
b) que para que las sociedades funcionen, la comunidad y la unión que establecen todos sus miembros es más importante que la individualidad.
Algo había empezado a cambiar en mi.
AMÉRICA: La colectividad
En África estuve viviendo en la llamada Ruta de los Esclavos, en Ghana. Era lógico que la siguiente etapa me llevara a conocer cómo millones de personas habían crecido, evolucionado y materializado una nueva sociedad al encontrarse con nuevas dificultades y un entorno diferente.
Emprendí entonces un viaje por la práctica totalidad del continente Americano, desde Argentina a Canadá, en gran parte al ritmo de una bicicleta. Trabajé y viví varios años en Brasil, El Salvador y Canadá. Me encontré con gente generosa, viva, que me tendió la mano siempre, incluso antes de saber que los necesitaba.
Allí aprendí dos cosas más:
a) que el poder de las personas unidas a través del amor trasciende cualquier frontera y
b) que las revoluciones se hacen gracias a la transformación de la colectividad.
Era el momento de revolucionar mi interior.
ASIA: El desapego
El cambio empieza por uno mismo. Es importante aprender de los demás, pero es vital transformarte por dentro para poder establecer conexión con los demás. Desde que salí de Barcelona, había cambiado mi perspectiva y percepción del mundo y de todos sus seres. Quería ir a la esencia de mi mismo, despojarme de todo lo aprendido, para percibir la realidad desde una visión más profunda, la Vipassana. Y conocer la liberación del sufrimiento, la impermanencia, la vacuidad y la renuncia del apego.
Entre 2007 y 2009 me retiré a un monasterio Budista Therevada al sur de Tailandia, donde me dediqué a practicar meditación Vipassana y a hacer vida monástica, mientras aprendía filosofía y psicología budista.
Aprendí a tener más amor, compasión y comprensión hacia la propia existencia como seres humanos, y entendí que estamos interconectados y somos interdependientes, que somos un Todo: si tu no eres feliz, yo tampoco lo seré.
En Asia mejoré mi capacidad por sentir la unión con los demás, lo que se convirtió en un motor para dedicarme a enseñar a las personas a cambiar su conciencia hacia ellos mismos, hacia los demás, hacia el entorno, y, juntos, vivir en armonía. Era la gran revolución de las oportunidades, la puerta al mundo de las posibilidades. Y mis maestros me encomendaron impartir todo lo que había aprendido. .
Desde entonces que me dedico a ello plenamente