Adaptación ante la incertidumbre. No te enamores de tu objetivo, descubre lo que provoca.
Manel Saltor 17 noviembre, 2020

En un mundo tan individualizado, con el miedo y el aislamiento que el efecto pandemia está causando, cada vez más creemos que estamos solos, que todo depende de cada uno. Alcanzar nuestras metas y objetivos se convierte en una lucha feroz contra un mundo que hará todo lo posible para que no lo consigamos. Todo se juega a una carta y está solo en mi baraja. Mis propuestas se convertirán en ataques, mis reflexiones en defensas, las relaciones en necesidades e intereses, los logros en mi reinado, escuchar en atender, amistad en red de contactos… Este es el efecto devastador que causa el miedo y el aislamiento.

Pero de lo que no somos conscientes es que esto es remar contra corriente. La naturaleza ha dispuesto otro sentido a nuestra existencia. Y lo tenemos delante nuestro, pero la mayoría de veces somos incapaces de verlo.

No somos un organismo independiente: somos el resultado de la cooperación de billones de células trabajando armoniosamente hacia un objetivo, asegurar la supervivencia. Este es nuestro sentido biológico y, naturalmente, es el que prevalece durante toda nuestra existencia. Si fuéramos realmente conscientes de ello, descubriríamos otra manera de relacionarnos con el mundo: los objetivos, logros, fracasos, metas, ilusiones, proyectos, sueños, relaciones con nosotros mismos, relaciones con los demás… todo cobraría un sentido profundo y brillante.

Todo está interconectado y es interdependiente. Para alcanzar cualquier objetivo que nos propongamos, ya sea personal o profesional, colectivo, familiar, de vida… cualquiera de ellos va a pasar por la ley natural que rige la existencia: La causa y efecto. Por mucho que pensemos que es nuestro objetivo, y será nuestro logro o nuestro fracaso, necesitamos ser conscientes que, en el camino, ya nunca más va a ser de nuestra propiedad. Debemos, pues, compartirlo y hacerlo objetivo colectivo. Es más, debemos liberar aquello que nos ata a él, aquello que determina que nos pertenece, transformar el pronombre personal (mí, mío, tu, tuyo) por nuestro, vuestro, de todos. Y esto pasa por permitir que sufra pequeñas transformaciones naturales que, por sutiles que parezcan, son el resultado de las miles de interacciones que se irán añadiendo al pasar por diferentes miradas y percepciones de aquello que surgió en un momento determinado.

Por nosotros pasó la ignición, permitamos que eso genere movimiento y transformación en toda la red a la que va a conexionar. Desconocemos con qué o con quién va a interaccionar, desconocemos a dónde va a llevar, por dónde va a pasar, que surgirá y que no va a surgir. Esto es la INCERTIDUMBRE. Y Aquí está la auténtica CREATIVIDAD. Accede a la potencia creativa de una red inmensa que está a tu entera disposición o, mejor dicho, a la disposición de todos y de TODO.

Te propongo un ejercicio muy potente, coge una libreta y un bolígrafo, lo vas a necesitar:

  1. Piensa y elige un objetivo que te marcaste en los dos últimos años. Piensa ahora en la manera que tuviste en ese momento de relatarte a ti mismo el enunciado de ese objetivo, y en el desarrollo de las acciones que te marcaste para poder alcanzarlo. Apúntalo todo en tu libreta de conciencia.
  2. Ahora, ante la perspectiva que surge en ti en este momento, observa con detenimiento como se han ido desarrollando los sucesos que han ido marcando su evolución y en el punto exacto donde está ahora. Anótalo todo, identificando cada paso y cada proceso.
  3. Intenta, y digo intenta por lo difícil que te va a resultar, identificar a todas aquellas personas que, de un modo u otro, han intervenido en cualquier parte del proceso. Un comentario, una frase, una idea, una mirada de aprobación, participación directa o indirecta, una charla inspiradora, la cena con aquellos amigos, aquella reunión, el viaje de trabajo, aquel pastor y su comentario sobre la sencillez…. Cualquier pensamiento, acto o palabra de cualquier persona que haya podido intervenir directa o indirectamente en cualquier aportación al proceso.
  4. Haz ahora lo mismo con cualquier cosa que se haya cruzado en el camino y que haya podido intervenir. Una imagen paseando, una publicidad, un letrero, una calle, una ciudad, el campo, una montaña, una experiencia ajena, algo que te haya inspirado (aunque no tenga, en principio, nada que ver con el objetivo que te marcaste), un libro, una película, una obra de teatro, un programa de radio, una lectura… Identifica cada cosa, nómbrala y apúntala en tu libreta de conciencia.
  5. Ahora vuelve al punto número 4 e intenta imaginar cualquier otra persona, a la que, probablemente, ni siquiera conoces, que haya podido tener una interacción de cualquier tipo con aquellas que ya has identificado y anotado en tu libreta, y que esa interacción haya podido influir de una manera directa o indirecta en el objetivo que te marcaste. Un padre y una madre que lo engendraron, cuidaron y educaron, toda la línea genealógica por encima, en el mismo nivel y por debajo, amigos, compañeros, vecinos, profesores, tenderos, otras personas que hayan influido en la manera de ser, actuar, pensar o hacer de la persona identificada en tu libreta. Intenta trazar líneas de conexión entre todo ello.
  6. Toca volver al punto número 4 para intentar imaginar a todas aquellas personas y cosas que han intervenido, y puedan ser causa de aquello que identificaste en la libreta como posible intervención directa o indirecta con el objetivo marcado. Intenta, también, trazar líneas de conexión entre cada una de ellas.
  7. Si aún sigues con el ejercicio-experimento de conciencia, intenta trasladarlo a todos los objetivos que te has marcado en tu vida, a cada sueño, idea, proyecto, a cada meta.
  8. Si aún sigues vivo en esto, te recomiendo que pares. El objetivo de este ejercicio, causa, ya está haciendo efecto, el sentido profundo por el que fue engendrado ya está en ti.

Esto es la ley de Causa-Efecto, todo lo que surge es causa de lo que le precede y efecto de lo que sucede. Y así va tejiendo una red inmensa de Interconexión que va creando una Interdependencia entre todo lo que lo hace posible. A partir de ese momento, todo está Interconectado y es Interdependiente, cualquier cambio que se efectúe en un punto afectará al resto.

¿Pero, si ya no tengo el control de aquello que me propuse como objetivo, que puedo hacer?

No controles, permite que surja. Estate totalmente atento a su constante transformación, sin nunca perder la esencia que lo motivó, aquello que prevalece en su conjunto. Sin esencia, pierde sentido, y el sentido es el fuel que permite el movimiento.

Para conseguir un objetivo, dejemos que las cosas sucedan, sin dejar de tener una mirada atenta a que no pierda el sentido que lo motivó, pero permitiendo su transformación, adaptándonos a su constante movimiento, aportando constantemente, accionando respuestas conscientes a sus constantes cambios, motivando nuevas interacciones, nuevos movimientos, nuevas causas-efectos, dejemos que la naturaleza surja en todo lo que hacemos.

La seguridad debe surgir de tu capacidad de conocer lo que surge, de una mirada atenta y reflexiva, de la adaptación, de saber responder conscientemente, de saber interactuar y relacionarte con ello y con los demás, de tu flexibilidad, de tu movimiento. La seguridad debe surgir de ti, no de aquello externo que te hace sentir seguro.

“Con la intención de hacerlo posible, todas las opciones son realidades potenciales”

Daniel J. Siegel

Y, en el camino, no dejemos de maravillarnos por ese orden natural que rige la vida, de las millones y millones de interacciones que surgen por algo que, un día, pensé que era mío y que, ahora, pertenece a la naturaleza de la existencia.

Manel Saltor

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